¿Cómo regular la calefacción de una segunda vivienda?

Ser propietario de una segunda vivienda plantea una cuestión de gestión de la calefacción. De hecho, cuando estás fuera de casa, tienes que mantenerla caliente. Sin él, corre el riesgo de tener problemas de humedad. Sin embargo, calentar como si estuvieras allí no es ni económico ni ecológico. Tienes que hacer un compromiso. Por un lado garantizar el mantenimiento de su vivienda en su estado. Por otro, una temperatura ideal para no sufrir una factura salada.

En caso de ausencia breve

Si está fuera de su hogar por un corto tiempo, el mantenimiento de la calefacción es más fácil de hacer. Un descenso de temperatura de unos pocos grados puede ser suficiente para generar ahorros. Sin embargo, tenga cuidado de no reducirlo demasiado si regresa dentro de un corto período de tiempo. Esto podría causar molestias mientras regresa a una temperatura adecuada. Entonces, una fuerte subida de grados puede desgastar el sistema de calefacción.

Si la caldera o la bomba de calor lo permiten, la programación es perfecta para obtener el máximo ahorro. Además, dicho modo brinda la capacidad de predecir su devolución. Para que puedas disfrutar de un alojamiento a la temperatura ideal cuando vuelvas a casa.

Hoy en día, la mayoría de los calentadores nuevos tienen un regulador con una función de programación como mínimo. La temperatura recomendada para una ausencia corta es de 15°C, lo que genera alrededor de un 30% de ahorro.

En caso de larga ausencia

Si está lejos de su segunda casa durante mucho tiempo, necesitará más tiempo para configurar su sistema de calefacción. De hecho, muchos criterios entran en juego y no deben pasarse por alto.

No se recomienda apagar la calefacción por varias razones:

  • Cuando se vuelve a poner en funcionamiento, puede suceder que el aparato ya no se encienda. Al estar este último diseñado para permanecer en operación continua, rápidamente ocurrió un incidente.
  • En invierno, sus tuberías pueden congelarse y dañarse si no pasa agua caliente por ellas.

Los modos “Ausente” o “Congelar” son más adecuados y reducen las incidencias. Permiten seguir calentando la vivienda consumiendo lo mínimo posible.

Así, para una ausencia prolongada, la temperatura ideal de calefacción es de al menos 6°C. Esto permite un ahorro energético de alrededor del 60%. Si el alojamiento es en un apartamento de vecinos, es moralmente mejor dejarlo a 12°C, esto evita que las paredes colindantes se enfríen demasiado.

En cuanto al agua caliente, debe estar a 10°C, y esto de manera imperativa. Esto evita las heladas en invierno y sobre todo el desarrollo de legionella que son bacterias que pueden ser muy peligrosas para los humanos.

Los diferentes trucos

Es posible reducir su consumo de calefacción de otra forma que no sea configurando su sistema de calefacción.

Cerrar sus cortinas/persianas, por ejemplo, le permite mantener el calor interior de su hogar tanto como sea posible. Sin embargo, si este último está orientado al sur, es todo lo contrario. Tienes que mantenerlos abiertos para dejar entrar el sol y el calor que lo acompaña.

Cortar su ventilación no es una buena solución. A pesar de la pérdida térmica que esto representa, sigue siendo despreciable. Sin renovación de aire, se instala la humedad y ciertos olores desagradables. Lo mejor es equiparse con una ventilación de doble flujo.

Equipo útil

Invertir en equipos de domótica también es una buena idea. Puede controlar su calefacción incluso cuando no está.

Muchos sistemas ofrecen una opción para controlar su dispositivo de calefacción desde una aplicación móvil. Este tipo de equipamiento suele ser extra, pero en el contexto de una segunda residencia resulta muy práctico. Especialmente cuando estás a una gran distancia.

Combinado con el hardware conectado para abrir/cerrar las persianas, esto ofrece la alquimia perfecta para ahorrar dinero. Esto también le permite encontrar una cierta comodidad cuando regresa a su segundo hogar.