Desde el 1 de julio de 2022 está prohibido instalar una caldera de gasoil nueva en viviendas nuevas y antiguas. Esta decisión del Ministerio para la Transición Ecológica, anunciada en julio de 2020, plantea la cuestión del futuro de este tipo de calefacción, todavía presente en 3,5 millones de hogares en Francia. ¿Es posible seguir calentando con fuel oil doméstico?
Para dar respuesta a esta nueva normativa, las distribuidoras de combustibles están trabajando para ofrecer una alternativa: el biocombustible. Con una puesta en marcha prevista para 2022, se concibe como una forma de mantener su caldera de gasoil para calefacción, liberando menos CO2 a la atmósfera.
¿Qué es el biocombustible?
Se está investigando mucho para encontrar alternativas a los combustibles fósiles. Así, desde principios de la década de 2000, los biocombustibles se vienen desarrollando en el campo del transporte en forma de aditivos, elaborados a partir de biomasa. Entre las vías consideradas para la calefacción, el biocombustible está haciendo mucho ruido. Es un combustible compuesto por una mezcla de fuel oil doméstico con ésteres metílicos de ácidos grasos (FAME) de colza, una planta comúnmente producida por la agricultura francesa.
Al día siguiente del anuncio del Gobierno, la Federación Francesa de Combustibles, Combustibles y Calefacción (FF3C) anunció su deseo de comercializar el biocombustible F30 para 2022. Una mezcla de 70% fuel oil doméstico y 30% FAME de colza. En un comunicado de prensa, la federación pidió “acelerar la transición a los biocombustibles para calefacción”.
Este biolíquido renovable reemplazaría gradualmente al fuel oil doméstico. Su desarrollo se daría sobre todo un proceso que permitiría cambiar a F50 (50% FAME de colza por 50% fuel oil doméstico) para 2025-2030. La Federación y los profesionales de la distribución de combustible para calefacción se han fijado finalmente el objetivo, en 2040, de comercializar F100, un biolíquido 100% verde y renovable.
Una prohibición dirigida
Muchas preguntas surgieron tras el anuncio ministerial. ¿Se prohibirá el uso de gasóleo convencional? ¿Qué hago si no puedo permitirme cambiar la caldera? ¿Qué futuro tienen las bombas de calor híbridas de gasóleo vendidas en los últimos años? Si aún no se registran todos los detalles por escrito, se han hecho aclaraciones a los consumidores.
Limitar las emisiones de CO2
Desde el 1 de julio de 2022, la prohibición afecta a las nuevas calderas que funcionan al 100 % con fuel oil doméstico y cuyas emisiones de CO2 superan los 250 mg/kWh. No aplica para los modelos más recientes, diseñados para operar con combustible mixto, en parte, con líquidos renovables.
Los fabricantes y distribuidores aseguran así que el biocombustible F10 (es decir, 10% FAME de colza) es compatible con las calderas actualmente en el mercado. En un territorio nacional donde nada menos que el 12% del parque de viviendas se abastece con fuel oil doméstico, esta aclaración ya puede tranquilizar a los consumidores.
De validarse la comercialización del F30, este último reduciría las emisiones de CO2 en torno a los 220 mg/kWh, según varias estimaciones. Pero entonces será necesario adaptar su equipo para poder utilizarlo.
Quemadores para cambiar
Si los modelos recientes se adaptan al F10, no será lo mismo con el F20 o el F30. Sin embargo, cambiar la caldera no será la única solución.
Será posible, en la mayoría de los modelos de caldera, cambiar el quemador. Sustituyéndolo por un dispositivo adaptado al biocombustible, el individuo puede así seguir calentando durante unos años con fuel oil renovable y menos contaminante.
Sin embargo, esta inversión puede representar un costo, especialmente para los hogares más modestos. Por lo tanto, la FF3C invita al Estado a desarrollar «un bono de impulso para el cambio de quemador». Esto permitiría actuar a favor del medio ambiente, sin tener que cambiar su caldera.
Estos últimos también recomiendan, como alternativa a la calefacción 100% mediante caldera de fuel oil, ayudas específicas para los hogares que deseen instalar bombas de calor híbridas de biocombustible. Hipótesis puestas sobre la mesa, pero aún pendientes de validación, o no, por parte del Ministerio.
Los límites del biocombustible
Mientras algunos actores del mundo de la calefacción ven un gran futuro para este combustible sostenible, otros se mantienen más comedidos. La idea parece innovadora, pero varios factores ponen en duda la viabilidad de esta solución.
¿Más caro, menos contaminante?
Entre los argumentos que ponen en duda su viabilidad en el mercado francés, se plantea la cuestión del coste. Los biocombustibles F10 y F30 deberían tener un precio por litro más alto, en promedio, en comparación con el combustible doméstico.
Además, la fórmula F30 aún tendrá que demostrar su valía como alternativa al fuel oil doméstico para obtener la autorización de distribución. Por el momento, la normativa sobre la cuota máxima de orgánico en el fuel oil doméstico se ha fijado en un 7%.
El reto será demostrar el carácter menos contaminante del biocombustible. Un elemento que cuestionan las investigaciones que revelan que el biocombustible F10 solo reduce un 5% sus emisiones de CO2, y solo un 15% las del F30. Resultados que puedan considerarse insuficientes para obtener una autorización.
Otras alternativas financiadas por subvenciones
¿Hacer la elección del biocombustible y esperar que las cualidades deseadas estén presentes, o elegir otro modo de calefacción? Esta puede ser la pregunta del consumidor ante la perspectiva de ver más regulada la calefacción de gasóleo en los próximos años.
Actualmente, la conversión a nuevos equipos de calefacción se ve facilitada por varias ayudas puestas en marcha por el Gobierno. La caldera de gas de alto rendimiento energético, por ejemplo, es una de las opciones que se ofrecen, con una energía más económica que el fuel oil. Pero en un territorio donde aproximadamente 27.000 municipios no están conectados, también son posibles otras opciones.
La bomba de calor aire-agua se adapta fácilmente a una vivienda de tamaño medio y bien aislada, y se puede conectar fácilmente a la red hidráulica existente. Su coeficiente de rendimiento (COP) también muestra que este método de calentamiento produce más energía de la que consume. Por lo tanto, la bomba de calor puede ser una buena inversión para reducir su factura de energía.
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Por el contrario, si tu casa es grande o antigua, con muchas pérdidas de calor o una red muy extensa, puede que te recomienden utilizar una bomba de calor híbrida conectada a una caldera de gasoil de condensación. La caldera de pellets también puede ser una buena opción. Este último tiene la capacidad de calentar grandes espacios, mientras funciona con la energía de calefacción más económica del mercado, los pellets de madera.
Si bien el biocombustible se anuncia en el mercado de combustibles para calefacción como una buena alternativa al fuel oil doméstico, su distribución aún depende de la evidencia que demuestre su capacidad para reducir las emisiones de CO2.